miércoles, 6 de junio de 2012

El Empleo

Roberto termino la universidad con excelentes calificaciones, Sus habilidades en todo tipo de deportes era ejemplar, una mañana tomo el periódico y se dispuso a buscar empleo. Siendo de profesión contador noto que se necesitaba joven sin experiencia para un puesto en contaduría, los postulante se deberán presentar 22:00 hs del lunes.
¿22:00 hs?- se dijo Roberto, ¡qué raro tan tarde!
Al día siguiente, se preparo con sus vestimentas más propicias para la ocasión, tomo un libro viejo para dar una impresión intelectual al entrevistador y se marcho rumbo al lugar para postularse al puesto de trabajo.
Llego 21:30 hs, en un departamento alejado de la ciudad, se paro frente a la puerta y observo la construcción, era un edificio maltratado por la erosión del viento, la falta de mantenimiento del lugar afirmaba que en cualquier momento se derrumbaría, el departamento tenía cinco niveles, la pared del frente era color gris verdoso por la mescla de moho  en el cemento, vestía enredaderas secas y destruidas, los ventanales se ocultaban por persianas de una madera antigua también decorada por ramificaciones de las enredaderas y musgos. Una de ella se encontraba abierta, Roberto al levantar la vista pudo ver que una niña se encontraba parada a pie de la ventana, observándolo detenidamente, la niña alzó su manita en expresión de saludarlo y él le respondió asentando con la cabeza, de pronto escucho un vaivén de llave en la cerradura y la puerta se abrió, una anciana asomo la cabeza y le pregunto: ¿Vienes a postularse para el empleo?
Roberto le contesto; Si me darían la oportunidad de ser parte de esta acogedora organización, le estaría eternamente agradecido,
La anciana lo miro de arriba abajo, y le dijo: entre por favor espere adentro que hace frio.
Roberto junto las palmas, frotándolas una con otra, lanzó su aliento cálido para calentarlas. Antes de entrar miro hacia la ventana en donde se encontraba la niña y vio que ya no estaba ahí.
Al pasar la puerta vio con claridad a la anciana, una mujer encorvada por tantos años, de cabellos largo y blancos, recogido con un pedazo de tela, el rostro arrugado, por la forma del mentón y los labios Roberto se dio cuenta que no tenia dentadura, los ojo eran claros como el agua.
Tome asiento por favor le dijo la anciana, a lo cual él, agradeció, deleitándose por el amueblamiento de ese pasillo, observaba los cuadros, los marcos, el empapelado estaba gusto de ver cada delicado detalle que encontraba en ese pasillo, se dijo así mismo; las apariencias engañan, me gustara este lugar.
Después de veinte minutos en ese pasillo, una voz Salió de uno de la oficinas, ¡Adelante por favor!
Siguiendo la vos, se encontró en frete de un lugar majestuosa, lámparas de oro, estatuas de marfil, un escritorio de algarrobo con tallado en la madera entrelazada con una terminación en la parte plana de cristal.
Tome asiento por favor, le dijo el hombre detrás del escritorio.
Antes de sentarse, Roberto le acerco un sobre con todos los documentos requerido para el empleo.
Muy bien, dijo el hombre, tomando los papeles con ambas manos, ajamm!
Bueno, le explico muchacho, esto es una familia, es más que eso, digamos una hermandad, yo confió en ti y tú confías en mí, este enlace no se debe romper nunca. Esta es la primera regla, aunque delante de ti vez un hombre joven, pero audaz en los negocios, te pondré a prueba.
Roberto le pregunto: ¿en qué consiste mi trabajo?
Si, a eso voy, tú tienes que organizar mis ventas, mis pagos, mientras yo me ausento, trabajaras todos los días de la mañana hasta la noche y si te preguntas por el pago, yo te doy esta cifra si te interesa y deslizó un papel con la cifra debajo, Roberto lo tomo y abrió los ojo grande por la sorpresa, el hombre lo dijo; ¿qué me dice?
¡Donde tengo que firmar dijo Roberto!
Esa es la actitud, ¡Bienvenido a nuestra familia!
Ok!, ahora te acompañara mi fiel secretaria hasta la puerta, te veo mañana a las 09:00hs ¡ven temprano!
Sí, ¡Señor!, haciendo la veña militar en forma graciosa Roberto se retiro muy contento hacia su hogar.
La puerta se cerro, la anciana lo miro al hombre y le dijo ¿este servirá? , el dijo: si, ¡no te preocupes!
Al otro día, Roberto se levanto muy temprano, hizo su rutina de ejercicios, tomo algo de ropa y se dirigió al GYM, para las rutinas que requieren de aparatos y las más fuertes, al terminar se baño y fue rumbo a su nuevo trabajo.
Al estar en la puerta toco el timbre la anciana le abrió y le dijo, pase por el detector metales por favor, Roberto miro a la anciana y le pregunto ¿y la confianza?,
La anciana le respondió gánesela Sr.
Como estuvo de acuerdo y no tenía nada , paso por un marco de metal que de él salía extraños ruidos, ¿todo correcto? le pregunto a la anciana
 Si perfecto, sígame lo llevare a su oficina con los demás empleados, él la siguió, subieron escaleras pasaron por un pasillo en donde se encontraban varios box y en cada uno estaba ocupado por un profesional.
Roberto al ver tanta gente dijo hola a todos, pero la anciana lo interrumpió y le dijo: nadie lo va saludar están todos concentrados en su trabajo, esto es serio nada de distracción.
Ok dijo Roberto, y pensó tiene razón con lo que pagan yo también trabajare así.
Al final del pasillo, giraron a la derecha y la anciana le dijo es aquí, al entrar a su oficina quedo asombrado por la belleza, el confort y lo espacioso que era ese lugar. Bueno me pondré a trabajar, dijo Roberto, la anciana lo miro y le dio una llave, tome esta llave es de la puerta principal, acá no hay horarios los horario los pone usted, sea responsable, en el pasillo tiene refrigerios si gusta y una cosa mas no moleste a la gente, si necesita algo me llama por el intercomunicador, hasta luego.
Contento, emocionado comenzó a trabajar, imprimía, sacaba papeles, guardaba, etc. De pronto la niña de la ventana estaba en frente de él, del susto cayo sentado en su sillón, se acomodo un poco y dijo. ¿Qué haces aquí?, ¿Qué se te ofrece?
Ella le respondió. ¡Vine a advertirte vete de aquí no estás seguro te harán daño!
Te absor…
Sonriendo la interrumpió, ¿de qué?, de este trabajo, me encantaría ser viejo aquí y jubilarme en esto, mientras revisaba unos papeles, al levantar la vista la niña había desaparecido.
Sin mucho interés continuo con su trabajo, en un momento miro su reloj y dijo ¡que tarde que es!, tomo sus cosas y se dirigió a la puerta, antes de salir dijo en el silencio del pasillo, hasta mañana! Pasó por el detector de metales y salió a la calle.
Estando en su casa se sintió cansado, comió algo y se acostó. Al otro día vio que era tarde, evito el ejercicio y se fue a su trabajo.
Así fue todos los días, llegaba a su trabajo pasaba por el detector, sin emitir sonido pasaba por los box hacia su oficina y se quedaba largas horas encerrado, muchas veces levantaba la mirada y la niña estaba bajo el marco de la puerta, sin que le atrajera la atención, seguía con lo suyo, lo único que lo incomodaba era el cansancio.
Un día al levantarse de su cama sentía que el cuerpo, no le respondía que la vitalidad lo abandonaba, se vistió, mientras tomaba un café en la cocina aprovecho en lavarse la cara ahí mismo y salió para su trabajo.
Al llegar tomo la llave y con dificultades pudo abrir la puerta, al pasar por el detector, sintió un chasquido en la columna seguido de un alarido de dolor, como pudo trato de llegar hasta los box para pedir ayuda, noto que la gente no estaba. Solo eran muñecos sentados en los escritorio, se dio cuenta que el sonido ambiental eran ruidos de teclados, susurros de gente trabajando, al salir al pasillo vio una hermosa dama parada en frente de él, hablando con su celular, diciendo hay un hombre en la oficina, ingreso a robar, por favor vengan rápido. Roberto le dijo ¡soy yo, el contador!, rápidamente llego la policía, se acercaron a Roberto y le dijeron venga abuelo esta perdido nosotros lo ayudaremos, dos policías lo tomaron de los brazos al llevarlo a la puerta la hermosa dama junto al dueño de la empresa le dijo sonriendo a los oficiales, ¡esperen que apago el detector de metales porque la radiación los envejecerá!
Roberto se dio rápidamente vuelta y noto los ojos claros como el agua de esa extraña dama.

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