La tarde se ocultaba en la gran mansión Madison, mientras la luz desaparecía.
Las inertes sombras se alzaban en los corredores buscando presas para aterrar.
Una tormenta trajo a Juan hasta la gran mansión, cubierto de la lluvia en la
entrada, esperando que pase el temporal, se acerco a las grandes ventanales
para ver su interior, noto las grandes pinturas, el barroco de la época, las increíbles
estructuras que jamás en su vida pensó admirar, sintió muchas ganas de entrar,
pero sabia que seria una violación a la propiedad, la puerta se abrió, como invitándolo
a pasar, cautelosamente se acerco hasta al marco de la puerta, vio que la sala
o recibidor tenia grandes candelabros que iluminaba toda la sala, lentamente, hipnotizado
por las hermosas y detalladas maderas que formaban un árbol perfectamente adherido
a las escaleras, se acerco y con asombro se dio cuenta que esos detalles estaba
talladas con figuras humanas, entrelazados, Tanta su fascinación que no se dio
cuenta que la puerta se cerro en su espalda, subió las escaleras, deslizando su
mano por el suave barandal.
Llego a la biblioteca, un libro en un especie de altar llamo su atención, al
acercarse Leyó, "Aberius" el libro era muy antiguo, la tapa estaba
hecha delicadamente de marfil, en medio una cara de un cráneo con una boca
exuberante con muchos dientes con punta de alfiler. Este cráneo llevaba una
capucha holgada que tapaba los orificios de los ojos, alrededor de esa figura
espeluznante, también se veía pequeñas figuras casi invisibles. Juan tubo que acercarse
de cara al libro para poder verlas, con horror observo gente dentro de en un
lago de fuego y lava, pudo ver el rostro de sufrimiento de esas almas
retratadas en ese libro, era un excelente pieza para llevar, tomo el libro y
sin darse cuenta uno de los dientes de ese ser de portada se clavo en su dedo,
Idiota se dijo en vos baja, tomo un pañuelo del bolsillo para limpiar su herida,
de repente todo comenzó a nublarse, en su delirio veía los cuadros sonreírles,
entes oscuros lo comenzaron a rodear, todo daba vueltas y de pronto ese ser de
marfil de la tapa del libro apareció ante él, sonriendo acerco su huesudo dedo,
a su frente y Juan cayo desvanecido.
Un Trueno lo despertó, ya era muy tarde, al abrir los ojos se dio
cuenta que estaba en uno de los cuartos, aun tambaleando llego a la puerta, ayudándose
con las paredes se dirigió a la salida, sentía murmullos en todos lado, al
pasar por un cuadro una figura lo hizo estremecer. Lo miraba detenidamente y hasta
sentía ver una leve sonrisa en sus labios, de pronto, una vos salió de ella. Dijo.-
Piensas que te podrás ir de aquí? Jajaja
-ya eres parte de este lugar.
Juan aterrorizado tomo el pasillo y encontró las escaleras, al bajar se
dio cuenta que espíritus vestido de la época lo observaban y se reían sicóticamente
deformando su rostro en entes demoniacos, llego a la puerta y no pudo abrirla,
desde lo alto del recinto noto como el ser mas oscuro lo observaba desde arriba
del pasillos de 1º piso. Tomo una silla y rompió el cristal de un ventanal con
todas sus fuerzas se lanzó hacia fuera pero las cortinas rodearon su pies y lo
lanzo nuevamente hacia dentro, los cuadros mas grandes volaros hacia el
ventanal y taparon su salida, los rostros de esos cuadros se mostraban monstruosas
riendo y moviendo sus ojos en forma burlona. En su desconsuelo de no poder
escapar Juan alzo su mirada, entre todos esos espíritus malvados había una
mujer diferente a los demás, con una luz propia brillante, blanca, limpia, con
una señal le mostro la chimenea, Juan se deslizo hacia ahí, y comenzó a trepar,
manos putrefactas salían del angosto hueco jalándolo hacia abajo, una luz
blanca destello para que esos miembro dejaran a Juan por un momento, trapo con
todas su fuerza, la salida estaba próxima, ya sentía el aroma de la húmedas del
aire. Entre tropiezos alcanzó la azotea, sentía que era libre, corrió por el
tejado buscando el extremo mas bajo para poder saltar. Vio una estatua de un
caballos se lanzo hacia ella para sostenerse del cuello, consiguió sostenerse
unos segundo y callo en un charco de lodo, estaba vivo como también adolorido. Sin
mirar a tras busco la salida, un laberinto de matorrales y la espesa lluvia no
lo dejaba ver. Sentía que no estaba solo, su respiración desenfrenada y la
adrenalina que recorría su cuerpo le daba la voluntad para seguir, escucho una
voz que dijo por aquí, era esa mujer, hizo un giro y se encontró con una salida,
ya casi se dijo, en el momento de salir aquel espectro diabólico lo esperaba bajo
un portón de hierro antiguo, levitando en su lugar con su gran sonrisa desmoralizadora,
¡déjame ir! Grito desesperadamente Juan, el demonio solo lo observaba, como
decidiendo el destino de ese Hombre, después de unos minuto el espectro se hizo
a un lado, como invitándolo a salir, Juan corrió como nunca en su vida,
tomo una carretera y corrió hasta ser hallado
por la policía.
El día siguiente Juan despertó en un hospital, miro a su izquierda y
vio su ropa, una enfermera se y dijo Sr. Una Señora lo vino a visitar le dejo
este paquete, Juan se sentó rápidamente en la cama, tomo el paquete lo abrió con
los ojos aterrorizado descubrió una bata que le dejo su esposa.
Después de unos días de observación regreso a su casa, tratando de
olvidar lo que aconteció en esa mansión juro no volver hablar de eso con nadie,
llego a su casa saludo a su esposa y quiso recostarse, cuando llego a su habitación
descubrió ese libro en la cabecera de la cama, con una nota que decía no te
libraras de nosotros. La Vos de su esposa se escucho – ¿Querido que es Aberius?