Estrechando la mano para evitar
que se la llevaran, Esteban quedo solo. Bajo la estrecha movilidad de unos
brazos enormes que lo obligaba a mantenerse quieto, vio como un vehículo oscuro
se llevaba lo que le quedaba de familia, su pequeña hermana.
Furioso por la repentina partida de esa pequeña, vio como eso
arrogantes hombre contaban el dinero sentados en la mesa sonriendo de alegría
por su gran venta.
Esteban, los miro y fue al rincón del otro cuarto, en donde unos
montones de paja hacían su cama. Al recordar el rostro sollozo de su hermana al
llevarla a los empujones al auto, la tristeza y un vacio lo atormentaba,
lagrimas recorría sus mejillas, la promesa de encontrarla lo mantenía
concentrado para aguantar el terrible maltrato de esos hombres
Consumido por el odio de las risas burlonas que le provocaban, se
mantuvo cauteloso, sentía que de la habitación continua, palabras agresivas lo
nombraban constantemente, tratando de no desbordar de la inmensa ira, pensó y
pensó la idea de escapar rondaba su mente, su mirada perdida por la
inconsciencia que le generaba ocupar su mente en esa idea.
-
Tranquilo!!!- escucho de repente
Esa voz lo alerto, recorriendo el cuarto con la mirada descubrió que
aun estaba solo, un vago pensamiento cruzo por su cabeza.- No es nada solo soy
yo.-
La noche se acercaba y su estomago gruñía por el aroma que lo envolvía por
el gran festín que disfrutaban aquellos hombres gracias a su hermana, de tanto
en tanto huesos sin carne golpeaban la puerta y caían a sus pies.
-
Esa vida
no es para ti, solo déjame entrar. De nuevo esa voz resonó.
Esteban sin emitir palabras asintió con la cabeza y al instante,
delante de sus pies, una sombra se elevaba saliendo de los viejos tablones del
suelo, hasta formarse un hombre vestido de negro con una diabólica sonrisa, lo
miro, le señalo una tabla floja que pertenecía a una de las paredes del cuarto
y se fue hacia la habitación de los hombre que estaba al lado. De repente, el
silencio colmo el lugar y seguido gritos desgarradores salían de la boca de
aquellos idiotas, suplicas de misericordia, pero el sonido de golpes,
quebraduras, carcajadas, gritos y de nuevo el silencio. Esteban atónito no podía
salir de su asombro, sus enorme ojos no podía creer lo que estaba ocurriendo en
ese momento, abrazado a montón de paja, sintió unos paso que se acercaba, ese
oscuro Señor se asomo a la puerta su boca relucía una gran sonrisa, aun recorría
su cara grandes gotas de sangre. Lentamente se acerco al niño, a escasos centímetro
de su cara escucho “Tu Tranquilo” y una gran carcajada invadió el lugar.
De pronto Esteban despertó abrazado a su hermana, los bocinazos de un vehículo
oscuro alertaron a dos hombre, de repente el niño le dijo a su hermana tranquila
no hagas ruido y sígueme Forzó un tablón que estaba flojo en la pared y se
escabulleron por ahí para nunca mas volver.