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sábado, 5 de julio de 2014

Vigilancia

Una Madrugas calurosa, vigilaba un edificio antiguo, puerta y Ventanales cerradas, ni una brisa para calmar mi cuerpo sudoroso, caminaba hacia el baño para mojarme la cara y refrescarme un poco.
Los ruidos de un edificio en ruinas, ya no me asustaba pues ya tenía experiencia con esos sonidos.
En una de las rondas caminaba piso por piso con mi linterna, sentí una presencia, sin mover la cabeza note que una dama antigua vestida de negro se encontraba parada de frente a un gran ventanal, un llanto sollozo se escuchaba. Lentamente me fui acercando, sabia que solo yo me encontraba es ese edificio, aun así me acerque, muy despacio,  suponía que la presencia no notaba que estaba ahí, eso creí, el llanto era suave, hasta podía decir que era muy dulce, tal vez por eso me acerque porque sentía su pena. Veía como sus hombros se encogían hacia delante, sus manos tapaban su rostro, decidí sentarme cerca a esperar que gire hacia mí, al cabo de unos minuto, sus hombros erguidos se relajaron, sus manos lentamente se acomodaros rectas a su cintura, mi cuerpo se ponía alerta, sabia que algo malo iba a pasar entonces me levante, de repente alzo su mirada hacia el techo, la sorpresa, me lleve cuando su cabeza no se detuvo ahí, sino que siguió alzándose hacia atrás hasta que me miro, un horripilante rostro, sus ojos blanco no tenia nada mas que ese color, un lado de su boca cortado hacia una oreja, que se podía ver sus dientes completos pero gastados y podridos, su boca se abrió de tal manera que despedía un olor nauseabundo, comenzó a correrme de espalda, a perseguirme, un ruido ensordecedor como un chillido de dientes, estaba detrás de mi, corrí hacia las escaleras, la puerta de emergencia se cerro ante ella, maldiciones se escuchaban desde el piso de donde la encontré, sentía un fuerte dolor en el pecho pequeñas inhalaciones y exhalaciones trataban de oxigenarme, desde el piso de arriba sentía los golpes a la puerta, no me sentía a salvo, el fuerte dolor en el pecho no me dejaba continuar, vi como la puerta se abrió, esa cosa descendía lentamente escalón por escalón, como sabiendo que no me iba a escapar, cerraba los ojo y los abría con rapidez pero ella no se iba, se detuvo en frente mío, yo, sentado en uno de los escalones de espalda a la pared con una mano en el pecho, pude decirle con dificultad que solo quería ayudarla. Su cabeza al revés me miraba fijamente el fuerte aroma me hacia toser, me acorde de mi familia como una despedida, entonces su cabeza comenzó a moverse lentamente hacia su lugar, tomo su camino de regreso hacia el piso de donde vino, volví a escuchar el mismo llanto suave mientras subía muy despacio las escalera, comencé a recuperarme el dolor se detuvo y volví a la recepción, desde ese día jamás volví a pisar el piso 13 de ese edificio abandonado.