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sábado, 5 de julio de 2014

Criaturas 2

La vida tiene muchas incógnitas, siempre me abuelo me contaba esas historias de miedo, pero lo mas interesante era que me demostraba que eran cierta. Una tarde me dijo, quieres saber si existe el "pompero" ven vive en este tronco. Deja un abano y un vaso de whisky, y veras cuando volvamos. Al cabo de 20 minutos regresamos al lugar, y el vaso estaba vacio, y el abano consumido en su totalidad. Mirándome con una sonrisa, mi abuelo me decía en vos baja mira esto, y le hablaba al tronco "antes de dormir te traeré mas, solo protege esta casa que nadie se lleve lo que no le pertenezca" volvíamos a su casa, ya estaba atardeciendo, mientras cocinaba para cenar le pregunte, deberíamos llevarle lo que prometiste, el me respondió ten paciencia y veras que el no se olvida.
Esa noche, dormí en el cuarto de mi abuelo, y le hice recordar antes de dormir, que falto a su promesa, con ese duende, el me dijo no te preocupes, ¿quieres saber si en verdad existe? solo espera. Cuando apago la luz, al cabo de unos minutos comenzó a escucharse, silbidos muy cerca, después esos silbido muy lejos, y piedritas golpeaban la ventana, mi abuelo me susurro, ¿Gastón estas despierto?, con miedo le dije que si, y le pregunte que era eso. El me dijo es el pompero, esta reclamando lo que le prometí, vienes conmigo a ese tronco para darle lo que supuestamente me olvide, si dudarlo le dije que si, me levante como un rayo, eso no me lo perdería y nos fuimos. dejo el whisky, y el cigarro, pidió disculpa por el olvido, y nos retiramos, los ruidos se dejaron de escuchar, y dormimos toda la noche.
A la mañana siguiente, mi abuelo desde su cama me despertó y me dijo ven vamos a ver que paso con el vaso, al salir, para mi sorpresa había pisadas de zapatitos muy pequeño al rededor de la casa, y al seguirlo terminaba las huellas en el tronco, mire a mi abuelo y el simplemente sonrió.

jueves, 28 de noviembre de 2013

El Hombre gato



Los bosques eran mi debilidad, como vivía a un kilometro de un Parque muy importante de mi ciudad, cuando el tiempo me alcanzaba, me sentaba al pie de un gran árbol que elegí hace mucho tiempo atrás.
Recuerdo que era verano, el sol brillaba en su plenitud, tome mi libro y me fui unas cuantas horas a disfrutar de la naturaleza como así también de la lectura.  Sentado en ese imponente árbol, pasaban las horas, solo el cantar de la aves y el pasea de estas por los alrededores, después de varias horas el cansancio se hizo presente, me acomode un poco entre las raíces acomode la manta gruesa y me dormí.
Al abrir los ojos descubrí que ya era de noche, los sonidos de grillos y hermosas luciérnagas adornaban la oscuridad. Tome mi mochila guarde la manta, el libro y tome el camino de regreso a mi hogar, la luna me acompañaba, veía  los llanos con claridad blanquecina era maravilloso, mientras caminaba sentí tener la sensación de a ve vivido algo similar y fue así que me di cuenta, el sueño que tuve. Por el camino que había tomado y enseguida pensé que los sonidos deberían de cortarse convirtiéndose en un silencio absoluto, y así fue, los grillo se callaron, las luciérnagas se escondieron, el sueño también decía que algo me observaba, y también sentí esa sensación. Apure el paso, las luces de la avenida que separaba el parque y el pueblo estaba aun muy lejos de mi, tome por una zona donde se encontraba un conjunto de arboles juntos, la luz de la luna no atravesaba la espesas ramas que se entrelazaban unas con otras, de un salto me trepe a unos de esos arboles, me quede en silencio ni un musculo se movía, escuche el quiebre de hojas que hacen unas pisadas, y se detuvo debajo de mi, mi suerte era mucha, porque la oscuridad era muy espesa en ese lugar algo observo hacia arriba pero no pudo verme, la sangre se helo por un segundo, pues era un hombre, tal vez un linyera, los ojos le brillaban pero aun no entiendo porque pues en ese lugar como comente anteriormente no había ni un rayo de luna, el brillo de sus ojos era amarillento, como si a un animal encandilaras con una linterna en plena noche, Sostenía en su mano un objeto que no alcance a distinguir bien, pero de un salto se irguió al ponerse en cuatro patas, un sonido de angustia se escuchaba de él, igual a mi sueño, se producía un tipo de metamorfosis en ese hombre parecía un tipo de animal asqueroso, lanzaba un especie de liquido de su cuerpo, un aroma nauseabundo producía esa cosa, hasta que al fin se fue, tomo el camino hacia la avenida, me quede inmóvil no podía creer lo que vi, muchas historias de chamanes surgían en el folklore de mi ciudad, siempre creí que nada de eso era cierto, al cabo de una hora tome fuerza y valentía para bajar de allí, salte hacia las hojas secas, y alertado por su presencia y con mucha cautela retome el regreso a casa, en el sueño esa cosa me atrapa y desgarraba mi cuerpo con garras exuberante.
Saliendo de la oscuridad volví a sentir esa mirada, sentía que me acechaban, las hojas y ramas secar se escuchaban partirse lentamente cerca de mi, calcule la distancia que me faltaría llegar hacia esa maldita avenida, no era mucho y de un impulso corrí como diablos, lance mi mochila y aligeré peso detrás sentía que me perseguía, un fuerte dolor sentí en mi espalda que me quedaría de por vida, pero escape, la luz de la avenida ya la sentía caí de un  lado de la ruta, alguien paro y me llevo al hospital, sentía mucho dolor en la espalda, pero me sentía tranquilo, lejos de ahí, una enfermera me pregunto como te hiciste ese terrible rasguñón, lo siento pero te quedara cicatriz.
Y ahí sigue estando cuatro líneas en la espalda, que jamás se irán de mi.


miércoles, 23 de octubre de 2013

El cazador de Almas




La noche me sorprendió, me encontraba perdido cerca de un lago, los sonidos de la noche me atormentaban junto con el temor de no encontrar el camino de regreso. Camine por el espeso bosque, las siluetas de los arboles bailaba en forma burlona. Sentía una mirada sobre mi, el gruñir de un animal me exigió correr a toda prisa, sin saber donde ir sorteaba arboles y rocas, de repente un gran oso paso por mi lado a toda velocidad, su rostro dibujaba un terror que no noto mi presencia. Porque Corre?, pensé que era yo la presa. Me senté sobre una gran raíz de un ombú para descansar.
En los oscuro recovecos note que me observaban, de un brinco me cobri detrás de esa raíz, una vos resonó en aquellos juncos, No te escondas de mi! dijo, Voy por ti.
Comencé a moverme sigilosamente para perderlo, pero esa cosa se movía con un movimiento ligero al ras del suelo, cada vez que giraba lo veía mas y mas cerca, recordé las historias de mi padre "Un cazador de almas" me acechaba. Mi fin es inminente. Solo me queda rezar, Ángel de la Guardia Dulce Compañía...
La presencia se mostro en frente a mi, Su rostro era pálido y alargado, una sonrisa que se extendía de oreja a oreja, dientes puntiagudos y filosos, no tenia cavidad ocular pero sus ojo oscuros estaban como adheridos a él, sentí las garras en mi pecho y el desprender de mi alma de mi cuerpo. Y ahí me vi postrado en un hospital casi muerto, escuchando a los médicos diciendo la hora de mi muerte, viéndolos alejarse de mi cadáver Sin alma.