jueves, 28 de noviembre de 2013

El Hombre gato



Los bosques eran mi debilidad, como vivía a un kilometro de un Parque muy importante de mi ciudad, cuando el tiempo me alcanzaba, me sentaba al pie de un gran árbol que elegí hace mucho tiempo atrás.
Recuerdo que era verano, el sol brillaba en su plenitud, tome mi libro y me fui unas cuantas horas a disfrutar de la naturaleza como así también de la lectura.  Sentado en ese imponente árbol, pasaban las horas, solo el cantar de la aves y el pasea de estas por los alrededores, después de varias horas el cansancio se hizo presente, me acomode un poco entre las raíces acomode la manta gruesa y me dormí.
Al abrir los ojos descubrí que ya era de noche, los sonidos de grillos y hermosas luciérnagas adornaban la oscuridad. Tome mi mochila guarde la manta, el libro y tome el camino de regreso a mi hogar, la luna me acompañaba, veía  los llanos con claridad blanquecina era maravilloso, mientras caminaba sentí tener la sensación de a ve vivido algo similar y fue así que me di cuenta, el sueño que tuve. Por el camino que había tomado y enseguida pensé que los sonidos deberían de cortarse convirtiéndose en un silencio absoluto, y así fue, los grillo se callaron, las luciérnagas se escondieron, el sueño también decía que algo me observaba, y también sentí esa sensación. Apure el paso, las luces de la avenida que separaba el parque y el pueblo estaba aun muy lejos de mi, tome por una zona donde se encontraba un conjunto de arboles juntos, la luz de la luna no atravesaba la espesas ramas que se entrelazaban unas con otras, de un salto me trepe a unos de esos arboles, me quede en silencio ni un musculo se movía, escuche el quiebre de hojas que hacen unas pisadas, y se detuvo debajo de mi, mi suerte era mucha, porque la oscuridad era muy espesa en ese lugar algo observo hacia arriba pero no pudo verme, la sangre se helo por un segundo, pues era un hombre, tal vez un linyera, los ojos le brillaban pero aun no entiendo porque pues en ese lugar como comente anteriormente no había ni un rayo de luna, el brillo de sus ojos era amarillento, como si a un animal encandilaras con una linterna en plena noche, Sostenía en su mano un objeto que no alcance a distinguir bien, pero de un salto se irguió al ponerse en cuatro patas, un sonido de angustia se escuchaba de él, igual a mi sueño, se producía un tipo de metamorfosis en ese hombre parecía un tipo de animal asqueroso, lanzaba un especie de liquido de su cuerpo, un aroma nauseabundo producía esa cosa, hasta que al fin se fue, tomo el camino hacia la avenida, me quede inmóvil no podía creer lo que vi, muchas historias de chamanes surgían en el folklore de mi ciudad, siempre creí que nada de eso era cierto, al cabo de una hora tome fuerza y valentía para bajar de allí, salte hacia las hojas secas, y alertado por su presencia y con mucha cautela retome el regreso a casa, en el sueño esa cosa me atrapa y desgarraba mi cuerpo con garras exuberante.
Saliendo de la oscuridad volví a sentir esa mirada, sentía que me acechaban, las hojas y ramas secar se escuchaban partirse lentamente cerca de mi, calcule la distancia que me faltaría llegar hacia esa maldita avenida, no era mucho y de un impulso corrí como diablos, lance mi mochila y aligeré peso detrás sentía que me perseguía, un fuerte dolor sentí en mi espalda que me quedaría de por vida, pero escape, la luz de la avenida ya la sentía caí de un  lado de la ruta, alguien paro y me llevo al hospital, sentía mucho dolor en la espalda, pero me sentía tranquilo, lejos de ahí, una enfermera me pregunto como te hiciste ese terrible rasguñón, lo siento pero te quedara cicatriz.
Y ahí sigue estando cuatro líneas en la espalda, que jamás se irán de mi.


1 comentario:

  1. Muy buen relato +Gastón Brizuela aunque es de noche aquí leyendo que me da miedo...

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